Realmente no es un conejo, es un coñejo. Que es como lo mismo que un conejo pero con ñ en lugar de n.
Llegó hace unos años a casa, de la nada y sin avisar, empujó la puerta y dijo miau. Sí, este coñejo dice miau, y come helado y papas fritas, le gustan los besos en la nariz y que le rasquen la patita.
Hace tiempo que ya no soy la misma casa y hace tiempo también que ya no puedo cuidar un coñejo que llegó a mi vida sin permiso.
Hoy le abrí la puerta, lo saqué de casa y le dije adiós. Se quedó muy confundido mirándome. Cerré la puerta y ahora tengo miedo de que nunca desaparezca.
Quiero pensar que va encontrar un nuevo hogar, que deje de ser coñejo, que aprenda a volar, que recorra nuevos caminos, que haga nuevos amigos y que encuentre alguien que le vuelva a amar.